A diario hombrecitos de norte a sur se cruzan en un mismo espacio en el que se transgreden las normas de convivencia, trasformando el servicio en un grandioso circo donde el mejor trapecista sale bien librado. 

Si viajar en Metropolitano o en cualquier vehículo limeño fuera considerado un deporte extremo, seguramente los peruanos ganaríamos la medalla de oro. A pesar de la prudencia de sus choferes, la desesperación de los usuarios por llegar a tiempo a su destino genera que el bus sobrepase la cantidad permitida de pasajeros. El panorama que se observa en el paradero es similar a las largas colas de un programa televisi- vo cuando realiza un casting. Las personas compiten a empujones para entrar por una pequeña puerta del bus. 

El Metropolitano se inauguró en medio de la esperanza alicaída de los peruanos que aún soñaban con tener un transporte urbano decente. Tristemente nos damos cuenta que, a pesar del perfeccionamiento de su servicio, los problemas continúan.

La emoción que uno siente a las once de la mañana al viajar en un espacioso y ventilado bus del Metropolitano, con varios asientos libres, no es la misma que a las siete (hora punta). Los olores se mezclan en un redu- cido ambiente, el volumen de la música invade estre- pitosamente el espacio y los cuerpos se rozan por más resistencia que se imponga. Esto es lo que ha generado el autoservicio: caos total y asfixia.

CIFRAS


434

cámaras de seguridad distribuidas en las estaciones del Metropolitano. Y no cambian la realidad, pues se han reportado

48

denuncias de acoso sexual a mujeres dentro del servicio de transporte público en lo que va de 2014

10 A 12

Aproximadamente cada mes.

SABÍA QUE…

- Frente a un caso de acoso sexual en el Metropolitano, si 

eres víctima o testigo, debes comunicarlo inmediatamente al

conductor.

- El chofer alertará en el acto al Centro de Control y Gestión. Se enviará personal policial a la estación para detener al sujeto.

- El detenido será llevado a la comisaría del sector. La agraviada también deberá acudir.